Mi primer día. Memorias

Este relato de una convalecencia gravosa y prolongada alberga, en su primera parte, la transmisión de sueños construidos durante una extensa inducción al coma.
La segunda parte se ocupa de la reclusión dentro de una clínica de rehabilitación, contando no solo el tránsito hacia la recuperación sino los sentimientos que provocan las secuelas del tratamiento en una unidad de terapia intensiva.
Son tratadas aquí las vivencias dentro de un cuarto de tres metros por siete, con las únicas compañías eventuales de enfermeros, eventualmente médicos, sin poder emitir palabra en un principio, dependiente de conexiones y confinado a causa del peligro que representa para otros internados las bacterias que atacan al recluido.
Importante es todo este tránsito que se ve obligado a cumplir para lograr el alta tan ansiada, pero también resulta sustancial el análisis de esos sueños, aquellos que se leen al principio y pueden representar aspiraciones, anhelos y fantasías, todo lo que cualquier persona pueda llegar a interpretar.
En definitiva, si bien la lectura puede ser apasionante, el examen de esa primera parte puede constituir un estudio psicológico, una introducción dentro de la mente del paciente en su momento más vulnerable, en el letargo de la inconsciencia.
Resiliencia, ansia de vivir, de superarse, de volver a formar parte de la sociedad a través del trabajo, de la docencia, del arte, cada cual lo puede llamar de la forma que quiera, lo importante es meditar, analizar, interpretar.
En definitiva, una obra para pensar.